Un lugar diferente pero mismas emociones…
Donde apareció la especie humana, tan lejos en el tiempo, en un lugar remoto, en la frontera entre Etiopía, Sudán del Sur y el norte de Kenya, allí decidieron, hace pocos años, la comunidad de San Pablo Apóstol, establecer una misión. Han luchado mucho, sobretodo los sacerdotes Ángel y David, con ayuda de muchos, entre los que, gracias a Dios, modestamente me encuentro. Mi estancia, que terminó con una malaria, fue para, junto a unos jóvenes ingenieros de caminos de Madrid, establecer las bases técnicas de un proyecto que dotara a la zona con recursos acuíferos, además de continuar la construcción de la misión en la cima de una montaña que domina decenas de kilómetros a la redonda. Naturomoe.
Testimonios de ello y su labor hay muchos, pero quise, al estar integrado en la comunidad tribal de los Nyangatom con la que convivíamos, mostrar, que a pesar de su sistema económico arcaico, no eran diferentes de nosotros. Emociones, sentimientos y alma nos hacen iguales, incluso sus creencias centenarias. Donde para el hombre moderno no hay nada, para el hombre de Dios hay un tesoro. Algunas fotos…